Violencia

 

El otro día me detuvo la policia berlinesa por saltarme un semaforo en rojo. Iba en bici y antes de saltarmelo había comprobado que no había peligro.

 

En Berlín, como en todos lados, a excepción de unos cuantos que han interiorizado la ley y se dedican, por libre, a aplicarla, los ciclistas se saltan, cuando lo consideran necesario, los semaforos en rojo. Es imposible estar cumpliendo las normas todo el tiempo.

 

El policia vino hacia mí y me preguntó cinicamente si no había visto el semáforo. Intenté excusarme diciéndole que creía que estaba en naranja pero fue entonces cuando se enfadó realmente; "iba a tener una amable charla contigo pero en vista que me cuestionas te voy a multar y te va a salir caro: 150 euros, un mes sin carnet y puntos". "Lo siento señor policia, tiene usted razón, estaba rojo" respondío mi instinto de supervivencia y quede libre de la multa.

 

Ser sumiso es la única forma de librarse de la multa. Instintivamente lo sabemos, lo saben incluso los animales que muestran su sumisión al otro esquivandole la mirada.

 

Intentar razonar es decir, hacer uso de esa cualidad de la que tanto nos pavoneamos sería condena segura. Pues los policias tienen el poder, lo saben y quieren que tu también lo sepas.

 

Implicitamente ese fue el sentido de nuestra corta interacción.

 

El me mostró quién tenía el poder, yo lo acepté y el me "perdonó".

 

Sin violencia.

 

 

¿Qué es la violencia?

 



 

Según el diccionario es el "uso de la fuerza para conseguir un fin, especialmente para dominar a alguien o imponer algo". Intuituivamente tendemos a asociarla con actos físicos, pérdida de control y el avasallamiento del otro.

 



 

Percibimos como violencia la explícita. Condenamos la violencia de género, que es explicita, y queremos creer que "el otro género" no es violento.

 

Los humanistas, en contra de toda evidencia, quieren hacernos creer que el ser humano es la especie más noble y la menos violenta. Y que es posible erradicarla por completo. A traves de la educación y el lenguaje.

 

Así por ejemplo en un texto para la UNESCO sobre educación no violenta se lee: "Hablar es el fundamento y la estructura de la socialización y se caracteriza por la renuncia a la violencia (...) Son realmente los métodos y principios de la no violencia (...) los que constituyen la humanidad de los seres humanos, la coherencia e importancia de los principios morales basados en las convicciones y en un sentido de la responsabilidad. (...) la violencia es una perversión de la humanidad".

 

Pero cuanta violencia sería necesaria para eliminar un impulso tan intrínseco el el hombre! Pues la violencia no se puede ni crear ni destuir, solo transformar y la educación actual, en apariencia no violenta, esta pervirtiendo un instinto de modo que sea cada vez más imperceptible -y más eficaz.

 

"Es mejor asesinar al niño en la cuna que cargarlo con las propias aspiraciones frustradas", decía William Blake.

 

 

Lord Chesterfield fue uno de los más famosos escritores de cartas del SXVIII. Escribió más de 400 a su hijo ilegitimo. Cartas educativas. A su muerte, su viuda las publicó y el libro se convirtió en el manual de educación más influyente en los siglos XVIII y XIX.

 

"observa a las personas en sociedad, analiza minuciosamente sus modales, sus cosumbre, aprende de ellos como sentarte, como andar, como hablar, como sostener el bastón, que hacer con las manos, como poner los pies. (..). ¡Y actua en cosecuencia! (...)

 



 

Hoy todos seguimos esos preceptos pretendiendo no ser conscientes. Ser como los demás es la guia de comportamiento. Erradicar la individualidad a toda costa.

 

¡No te diferencies de los otros!...

 

Las carceles están llenas de personas que, a veces sin saberlo, no quieren renunciar al ser. Los buenos artistas suelen triunfar postumanete porque su individualidad ya no es amenazante y puede ser fagocitada por el sistema.

 

Y la mediocridad más escandalosa triunfa en vida precisamente porque es sumisa e inocua.

 

Pero en nuestro fuero interno todos sabemos que eso a lo que hemos renunciado era lo único importante. Que era nuestra única posibilidad de disfrutar y que la hemos sacrificado voluntariamente. Por miedo.

 

Intuimos que es irreversible y por eso nos apasiona tanto educar al que osa mostrar cualquier atisbo de rebeldia.

 


Escribir comentario

Comentarios: 0