Suicidio

Imre Kertezs, superviviente de Auschwitz, cuenta en su "Dosier K." lo difícil que es seguir viviendo cuando se ha perdido el sentimiento de vivir en un mundo básicamente bueno. Esta pérdida de confianza en la bondad del mundo no emerge de un razonamiento lógico o de la constatación racional de que existe el Mal o la Injusticia, sino de una vivencia traumática o una infancia llena de carencias.

 

"... lo difícil que es vivir sin esa confianza. El que la ha perdido, esta condenado a la soledad perpetua entre los hombre. En este estado una persona ya no podrá ver en el otro un con-cuidadano, tan solo un contra-ciudadano".

 

 

Esa perdida de confianza llevó a muchos supervivientes del Holocausto a recurrir (o sucumbir) al suicidio al reconocer en él la única forma de escapar del horror.

 

El razonamiento inocente nos podría llevar a pensar que para un preso que lleve muchos años en la carcel, el día que recobre la libertad debería ser el mas feliz de su existencia.

 

Lo contrario suele ocurrir.

 

La carcel puede estar dentro de él (esto depende tambien de su experiencia allí). La vivencia lo habrá transformado. Ya no es el mismo.

Por su parte Kerztesz dice negarse a ejecutar la misión que los nazis dejaron a medias (su asesinato). El ha decidido seguir viviendo.

 

Intelectuales (y supervivientes del holocausto) como Primo-Levy o Jean Amery nos muestran que tampoco una aguda reflexión sobre las vivencias traumáticas, su comprensión lógica, conlleva su superación.

 

Freud denomina a esta forma de afrontar acontecimientos traumáticos intelectualización, y lo considera un mecanismo de defensa. Los mecanismos de defensa tienen la función de evitar que sentimientos dolorosos se hagan conscientes. Lo perverso de este mecanismo es que uno cree estar en contacto constante con el horror que lleva dentro, pero conforme más elabora sus teorías más puede estar alejándose de él.

 

 

Ese es el peligro; a través del análisis intelectual uno toma distancia de los hechos, despojándolos de las emociones que lo acompañaban. De esta forma -exclusivamente humana- se evita dar cabida a sensaciones cuya intensidad intuimos que no sobrepasaría. 

 

El problema es que no se pueden ignorar las emociones.

 

Se puede evitar pensar en ellas, pero su efecto se hará sentir en forma de síntomas psicosomáticos, cansancio crónico, sensación de derrotismo, de falta de sentido, miedos etc...

 

Las emociones están ancladas en el cerebro con muchísima más fuerza que el discurso racional.

 

Y la falta de emoción acaba siendo peor que la emoción negativa.

Y con todo, despues de vivencias tan extremas como Auswitz, puede ser necesario recurrir a este mecanismo.

 

Puede que haya hechos no superables.

 

Otra respuesta al horror es el suicidió. Puede que el suicidio sea la conducta más racional y humana que existe.

Foster Wallece, escritor y filosofo norteamericano, dedicó una parte de su vida académica a refutar la fatalidad, el determinismo; a defender el libre albedrío. Lo acabó consiguiendo y rebatió por medio de la lógica la tesis provocativa de Taylor, que llegaba a la conclusión, aplicando premisas de l lógica, de que todo estaba predeterminado.

 

En el 2008 Foster Wallece se quitó la vida.

 

En mi opinión tanto Wallace como Kertesz nos corroboran lo que ya intuiamos, y algunos neurocientíficos se empeñan en negar; el libre albedrio existe, lo que no existe es la independencia absoluta del pasado a la hora de actuar.


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Comentarios: 1
  • #1

    Ramón (lunes, 27 enero 2014 17:33)

    Anteayer tuve ocasión de volver a ver la película El niño del pijama de rayas. El niño no judío veía el traje de presidiario como un pijama. En la otra película relacionada con una situación pareja (La vida es bella), el padre va contruyendo "pijamas" con los datos de la realidad, para que el hijo no la interprete de forma traumática. Creo que los sentimientos impactan más que los razonamientos e influyen de manera diferente en la persona. Mientras la razón nos ayuda a percibir el mundo que "ex-siste". La emoción asimila el mundo que "in-siste" dentro de nosotros. Cuando razón y emoción trabajan juntas, las huellas que el mundo deja en nosotros, además de instalarse como recuperable, son más indelebles. En lo que estoy leyendo de los científicos que han aportado mucho a la cultura, veo que la razón y la emoción estuvieron muy unidas (contexto de descubrimiento). Para que el mundo y el futuro "existan" es necesario que las personas "insistan". Así, podemos convertir el pasado en presente, el presente en expectativa y el futuro en esperanza alcanzable, en alguna medida. Esperarlo todo es sembrar desesperanza.