Paren el tiempo!

"El viaje romántico es siempre la busqueda del yo".

Rafael Argullol "La atracción del abismo" - un itinerario por el paisaje romántico.

 

 

Mi concepción de la psicoterapia es también la de un viaje o una búsqueda - precisamente del yo- aunque nunca se me había ocurrido darle el calificativo de romántico. Pero si, la psicoterapia puede concebirse también como un viaje romántico.

 

Coloquialmente solemos darle un uso banal y algo kitsch a la palabra romántico.

 

Decimos que alguien es romántico, por ejemplo, si lee novelas románticas- valga la redundancia. O si lleva flores a la pareja en fechas clave. O si se muestra sentimental.

Tambien calificamos de romántico un atardecer o una puesta de sol..

 

Pero, ¿que fué el romanticismo?

Veamos algunas definiciones:

El romanticismo fue un movimiento cultural y político originado en Alemania y en el Reino Unido (Gran Bretaña e Irlanda del Norte) a finales del siglo xviii como una reacción revolucionaria contra el racionalismo de la Ilustración y el Clasicismo, que confería prioridad a los sentimientos.(Wikipedia)

 

El María Moliner lo define así:

Movimiento literario y de ideas que se inició a fines del siglo XVIII y perduró durante la primera mitad del XIX; se caracteriza por el predominio del sentimiento y la pasión, el individualismo y el amor a la libertad, sobre la razón y las normas; se opone como actitud espiritual al clasicismo, oposición que se manifiesta, por ejemplo, en la revalorización de la Edad Media frente al Renacimiento.
 

O sea que el romanticismo comenzó siendo un movimiento artístico más que una nueva forma de relacionarse. Y este movimiento influyo a posteriori en la forma de relacionarse y de entender las relaciones.

Una persona romántica es aquella que da primacia a sus sentimientos por encima de su razón.

Y si la psicoterapia es una búsqueda del yo -que es mi hipótesis para esta entrada-, es decir, si no existe un yo antes de comenzar la psicoterapia, ¿qué es lo que existe?.

En terminos psicoanaliticos diríamos que lo que hay antes del yo es una lucha desbocada e incontrolada entre ello -instintos- y superyo -principios, deberes.

 

Pero esta vez voy a abandonar el lenguaje clínico y a seguir con el simil entre historia de las artes e historia o desarrollo de la psique.

 

¿Qué corrientes precedieron al romanticismo?

¿Qué diferencia a este último de sus precedentes?

Según Argullol el romanticismo sería un punto de inflexión. Como aquel adolescente que, de pronto, se niega a aceptar los preceptos de sus progenitores, el romántico se niega a resignarse a la idea de que por medio de la razón sea posible alcanzar la perfección.

 

No, dice el romántico, la razón no lo es todo, debe de haber algo más.

Y se asoma a la ventana (Mujer en la ventana. C. D. Fredrich), al abismo ( El viajero sobre el mar de nubes. C.D. Friedrich) o aun más allá si osa (La muerte sobre un caballo pálido. W. Turner).

 

El romántico es por tanto también el eterno insatisfecho.

En una nueva terminología clínico-artística podriamos llamar estadio romántico al punto de inflexión en el cual el hombre siente que dentro de él actuan unas fuerzas -anhelos, ansias, tristezas, duelos, deseos - que le resultan imposibles de acallar con las herramientas -racionales- que ha tenido hasta ese momento a su disposición.

 

Argullol, continuando su viaje más allá de los paisajes románticos, afirma que el impresionismo (uno de los movimientos artísticos que precedieron al romanticismo) pretendió acallar las fuerzas salvajes que este había desatado; parar el tiempo, frenar el desarrollo.

 

No lo consiguió, el auge del impresionismo fue fugaz y acabó en la explosión por medio de las nuevas corrientes más expresivas, emotivas e irracionales (surrealismo, expresionismo, dada).

 

No es infrecuente que algo similar ocurra durante la psicoterapia.

 

Cuando los sentimientos propios y autenticos, despojados de sus fuerzas represivas, pueden aflorar, el resultado puede ser un periodo en el cual la persona se sienta todavía más insegura que antes. Ya lo dice el dicho; mas vale malo conocido...y con estos nuevos descubrimientos hay que aprender a lidiar. Pero esta inseguridad va acompañada también por una nueva sensación de autenticidad.

 

Quizás en el contexto clínico sean los psicofármacos, que consiguen trasmitirnos la ilusión de que el tiempo se ha parado, de que todo sigue igual y no avanzará mientras los tomemos, lo que más se parezca al impresionismo: una ilusión efimera.

 

Pues el tiempo continuará su curso indiferente a nuestras pasiones.

 

Aqui nosotros decidimos; permanecer o manifestarnos.

 


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Comentarios: 3
  • #1

    Ramon (domingo, 20 octubre 2013 18:54)

    Hace unos días, después de haber leído algo sobre la creatividad, oí a un creativo decir que el contexto es cada vez más determinante que la genética. Esta almacena "potencialidades" individuales, mientras que el contexto social (principalmente las personas con las que nos relacionamos) ofrecen "posibilidades" que, contando con las potencialidades del propio yo, se pueden conectar con otros superando la creatividad individual del "ello" y del "yo" para establecer una modalidad de "super yo" que no es ni el freudiano, ni el del "cuerpo místico" de Cristo como defiende la Iglesia. El romanticismo en la era de Internet creo que más que buscar el yo es conectarse con "el nosotros". Así la cantidad podrá generar (de gen) y memetizar (de meme) niveles de calidad superiores a las yoidades individuales.

  • #2

    Louis Do Castelo (martes, 22 octubre 2013 14:47)

    Una raya en el papel. Se percibe indecisión en el trazo..... o todo lo contrario, una firmeza robótica. Es una raya en el papel que, incluso desde la papelera, insiste en hablar de nosotros.

  • #3

    Juan Luis (jueves, 24 octubre 2013 08:15)

    Pues será por eso que cuando alguien interviene sin ajustarse a "su" guión lo identificamos como una "rayada"....digo yo, Castelo.