Nostalgia

Ésta es la nostalgia: morar en la onda
y no tener patria en el tiempo.
Y éstos son los deseos: quedos diálogos
de las horas cotidianas con la eternidad.

Y eso es la vida.

 

Hasta que de un ayer
suba la hora más solitaria de todas,
la que sonriendo, distinta a sus hermanas,
guade silencio en presencia de lo eterno.

 Reiner Marie Rilke

 

 

Nostos: retorno, Algos:Tristeza

 

La tristeza por no poder retornar.

 

De pronto el olor de un perfume hace desaparecer el tiempo y por unos instantes uno se siente transportado a una época pasada.

Ya Proust elevaba este sentimiento a la categoria de felicidad absoluta. Por su intemporalidad. Cuando a uno le invade un deja vue semejante, suponiendo que la carga emocional sea positiva, la felicidad es absoluta...querriamos estar ahí. Según Proust en ese momento desaparecerían de golpe todos los problemas, incluso el más profundo; la certeza de nuestra finitud, de nuestra muerte.

 

¿Qué añoramos exactamente?

Los gallegos, pueblo errante, tienen una palabra preciosa para describir la nostalgia por la patria, la morriña.

Morriña....cuando en un pueblo un sentimiento es compartido por mucha gente aparece la necesidad de una palabra para designarlo.

 

Una vez me dijo un gallego que ellos nacian con una maleta debajo del brazo.

 

La morriña se aferra a la idea de que, al menos en potencia, existe un lugar capaz de curarnos: la patria.

 

 

Pero hay otra nostalgia mucho más extendida. La nostalgia por el tiempo que se fue, pues éste si que no volverá, es irrecuperable.

 

 

La obra de Proust es el intento más logrado que conozco por recuperar el tiempo perdido.

 

El miedo a envejecer y al paso del tiempo es obvio en nuestra sociedad. Solemos reirnos de él -hasta que nos alcanza en alguna de las cirsis inevitables de la mediana edad- lo banalizamos tachándolo de frivolidad o patología.

 

 

Pero es más que eso.

 

Y hay personas que sienten el terror al paso del tiempo desde muy jovenes, desde la infancia incluso. Esta falta de control sobre el tiempo que se va y no volverá hace que cualquier cosa que nos lo recuerde (aniversarios, fechas señaladas..) se vivan con angustia.

Y es que puede la vida tenga un orden necesario. Un orden que hemos olvidado, contaminados como estamos por las apelaciones constantes a ser eternamente jovenes y dinámicos.

 

Quizás hay etapas en la vida que hay que vivir. Y si no podemos hacerlo nos quedamos colgando de ellas.

 

Seguridad y cariño en la infancia... la sensación de que nos cuidan, de que hay alguien por encima de nosotros que vela por que no nos pase nada. La libertad de no tener que ser responsables de nuestra vida.

 

O la rebelión en la adolescencia, la posibilidad de cuestionar los valores de nuestros padres para poder llegar a SER personas individuales.

 

Quizás esto sea imprescindible para no quedarnos enganchados en la nostalgia del tiempo.

 

 


Escribir comentario

Comentarios: 1
  • #1

    Ramón (martes, 16 septiembre 2014 17:41)

    Coincido con la consideración de una de las causas para crear palabras. La Real Academia Española nos recuerda la etimología griega de la nost-algia. Tiene conexiones con lo que comentaste sobre Ulises. También con otra griega, melancolía, aunque en esta predomina lo negativo. Podríamos pensar que los melancólicos tienen una asimetría hedónica más hacia lo negativo que los nostálgicos. Lo malo de la maleta con la que nacen los gallegos, según algunos, es que no tiene asas, y por eso es difícil de manejar, sobre todo cuando no se abre.