Existe una relación mágica ente la velocidad y el olvido... entre la memoria y la lentitud, afirma Kundera.
Puede que la clave de nuestra personalidad radique ahí, en la relación que mantenemos con nuestro tiempo. No el tiempo objetivo, el cronológico, el que mide la física sino el
subjetivo, el personal, el que emerge de nuestra memoria y nuestras vivencias, ese que tiene más de una dirección. Ese que Henri Bergson denominaba duración.
El que quiere olvidar se apresura...el que quiere recordar relentiza el paso, es esta una experiencia cotidiana.
¿Te has preguntado alguna vez como te relacionas con tu tiempo?
Se puede vivir apresurado.
El que vive apresurado tiene la sensación crónica de olvidar algo, de tener algo pendiente.
Es ambivalente ese algo, es quizás algo que no queremos saber.
Casi nunca algo concreto; vivencias que después fueron recuerdos y finalmente se volvieron sentimientos. Y es a esos sentimiento a los que tememos. Tememos mirarlos a la cara: podrían envalentonarse y crecer. Crecer hasta acabar invadiéndolo todo, hasta acabar apoderándose de nosotros.
Kutabuks se les llama, a los que viven así. El nombre se inspira en un animal que salta -sin parar nunca- sobre la superficie del agua, inquieto.
Es el paseante que no encuentra la paz; anda, viaja, busca.... sin querer encontrar. Le impulsa la sospecha de que su (precaria) paz está en el movimiento. El movimiento es su sosiego -y el reposo su condena letal.
Viajar... sin pausa... hasta el final de la noche. Viajar, correr, acelerar la vida... hasta que ese movimiento se convierte en ti y como dice Celine, llega un momento en el que
"notas que has aprendido a amar tu desgracia, a tu pesar. Es la naturaleza, que es más fuerte que tú, y se acabó. Nos ensaya en un género y luego no podemos salir de él. Yo había seguido la dirección de la inquietud. Te tomas en serio tu papel y tu destino poco a poco y luego, cuando te quieres dar cuenta, es demasiado tarde para cambiarlos. Te has vuelto inquieto y así te quedas para siempre"
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Ramón Ribes Noguera (viernes, 13 enero 2017 17:31)
Interesante tema para conversar y contrastar el funcionamiento del reloj psicológico cuando uno se enfrenta ante algo desagradable que quiere olvidar, acelerando el tiempo, o intentando ralentizar el reloj biológico para retener la memoria de los actos placenteros.