La montaña mágica

 

"Esta es la nostalgia, morar en la onda y no tener patria en el tiempo" R.M. Rilke

 

 

 

Tendemos a creer que la salud y la enfermedad son dos estados dicotómicos separados por una linea clara. Que lo contrario es cierto es uno de los ejes temáticos alrededor de los cuales gira la novela de Thomas Mann "La montaña mágica".

 

 

 

Hans Castorp, el protagonista, ni siquiera está enfermo cuando llega al sanatorio de "Berghof". Su intención es pasar tres semanas descansando y repirando el aire sanador, antes de lanzarse a su vida adulta como ingeniero.

 

Pero lo que debía de haber sido un breve paréntesis acaba transformando a Castorp profundamente. 

 

Pronto queda claro que en la montaña mágica operan fuerzas inconscientes y Castorp se deja atrapar con un placer mórbido. Pues allá arriba el mundo de los vivos se va diluyendo y todo comienza a girar alrededor de la enfermedad, de su amor sin esperanzas hacia otra enferma y las interminables conversaciones/clases de filosofía.

 

 

Hans Castorp es un antiulises; allí donde este se quita la venda y se ata las piernas para resistir la tentación aquel se Lanza al agua, inconsciente de los peligros.

En el siglo pasado -las enfermedades del tracto respiratorio estaban especialmente de moda- fueron muchos los que no encontraron el camino de retorno desde los sanatorios. Marcel Proust, por ejemplo, pasó la mayor parte de su vida adulta en este tipo de instituciones. Y quizás no es del todo casualidad que en algún momento comenzase a vivir su vida retrospectivamente, sin poder evitar que terminase, de todos modos, en la muerte, algo prematura además.

 

Leyendo estos libros y biografías uno se pregunta qué es lo que hace que en algún momento de la vida de algunas personas, el tiempo parezca independizarse de ellas y se niegue a seguir corriendo en la dirección estipulada por las leyes de la física. De pronto todo se revuelve y algo, una tristeza, una nostalgia, las hace frenar en seco, en busca de eso que necesitan para seguir adelante.

Quieren creer, como Castorp, que solo será un momento, pero progresivamente van siendo presas de la ilusión de poder detener el tiempo un instante más, lo justo para revivir el pasado, recobrar el tiempo perdido, comprender errores que otros cometieron en nosotros o que nosotros cometimos en otros, repararlos y, sanos y sabios, seguir adelante.

 

Es fácil perderse en este viaje imposible, quizás hace falta ser un heroe para no dejarse tentar por las atractivas sirenas y los convincentes lotófagos - que hoy en día adoptan formas más mundanas.

 

 

La montaña mágica esta en todas partes, nos aguarda donde menos la esperamos para sacar a la superficie nuestros miedos más profundos y enterrados, aquellos que desconocemos.

 

Y puede que las enfermedades no sean más que la forma particular que damos a nuestros miedos, para controlarlos, para que no nos espanten.Quizás sea imposible distinguir la verdadera enfermedad del pretexto, de la coraza y probablemente perdamos el tiempo intentándolo.

Deberiamos tratarlas a todas como si no fuesen más que excusas; sin respeto.

 

Pues la vida con pretexto puede parecernos mas segura,  pero es menos viva.

 


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Comentarios: 1
  • #1

    Ramón (jueves, 07 noviembre 2019 09:50)

    Una de las cosas queme ha gustado del libro, La máquina de los sentimientos, es que el autor, experto en IA, diga en varios sitios que la "parsimonia" de las ciencias tiene sus "inconvenientes" y que "simplificar los problemas" no es mejor que verlos en su "complejidad". La "salud" y la "enfermedad" se pueden considerar como "antagónicos", como tu dices, pero, considero que son realidades que coexisten, local y temporalmente, tanto en nosotros como "individuos", como en la "sociedad" con la que convivimos. Ocurre algo parecido a lo que se dice respecto del sueño y la vigilia. ¿Acaso no INTERACCIONAN en todo momento? ¿Acaso la vigilia no está influida por los sueños (tanto el schlafen, como el traumen? Gracías por proporcionar temas para reflexionar. Ya pongo en la lista la novela de Thomas Mann, aunque creo haberla visto en película.