La culpa es de uno

Uno que salió por primera vez a cenar -seis meses después de comenzar la pandemia- me contaba el otro día que no pudo disfrutar la cena por sentir un fuerte sentimiento de culpa;

 

- Sentí que los estaba matando a todos. 

 

¿Cómo es posible que una persona que se ha comportado de forma responsable, respetado todas las normas, hecho todos los sacrificios exigidos durante tanto tiempo se sienta tan culpable?.

 

¿No debería ser al revés? ¿No sería más lógico que fueran los irresponsables los que más culpa sintiesen?

 

Si, sería más lógico, pero la culpa no forma parte del reino de la razón ni de la lógica sino del sentimiento.

 

La culpa es un sentimiento social y obedece a leyes que no son razonables.

 

Y es consustancial a la culpa que no desaparece sino que aumenta con la obediencia. Cuanto más obedezco más distancia genero y percibo entre mí y el poder (que no es otro que el que dicta las leyes). Y cuanta más distancia entre mi y el poder percibo, más impotente -y culpable- me siento, más le temo y más poder le doy al poder. 

 

Todos los grupos de poder, religiones, sectas, gobiernos (dictaduras y democracias) y empresas se han aprovechado de esta "lógica" de la culpa para aumentar su poder.

 

Atribuyéndole la culpa al individuo se le exigirá que se porte mejor y haga más y más sacrificios. Y el individuo que se someta a esta lógica en lugar de verse recompensado lo que verá aumentar es su sensación de no estar haciendo suficiente.

Tambien hoy el individuo es el culpable.

 

"El público en general y la economía de Berlín están pagando un alto precio por las acciones irresponsables de algunos individuos, y por el hecho de que el cumplimiento de las reglas existentes se supervisa de forma demasiado laxa e inconsistente" , leíamos estos días en una revista berlinesa.

 

Y es que después de tantos meses de ser machacados día trás día con el mantra del "irresponsable culpable" muchos han asumido como cierta la más que dudosa hipótesis de que que existe una masa de irresponsables y que hay una relación causa-efecto entre sus acciones y el endurecimiento de las medidas. 

 

A estas alturas debería habernos quedado claro que los contagios se han dado en todo tipo de circunstancias: en el trabajo, el colegio, la consulta del médico (algunos incluso se han contagiado sin salir de casa) y bajo todo tipo de condiciones, incluso (o precisamente allí) en los lugares con las medidas más draconianas (España es el mejor ejemplo). Y que el endurecimiento de las medidas no ha guardado ninguna relación con el comportamiento individual. 

 

Pero cuando la atribución de culpabilidad ha penetrado con tanta fuerza en nuestro cerebro no es tan fácil sacarla de allí. Y considerando culpable al individuo encontramos una válula de escape acusando impunemente a una figura más o menos abstracta.

 

Y esperemos que siga siendo abstracta pues la humanidad ha acumulado mala experiencia cuando ha concretado demasiado.


Escribir comentario

Comentarios: 0