Lo natural esta obsoleto

La inteligencia artificial está avanzando al mismo ritmo que la natural se va atrofiando.

Puede que por falta de demanda.

Personalmente pienso que eso que llamamos inteligencia está enormemente sobrevalorado, atribuyéndosele logros que son mérito de otras cualidades humanas.

La falta de principios, por ejemplo, trae bastantes más ventajas socioeconómicas que la inteligencia. No somos conscientes de la cantidad de problemas que los principios morales y los escrupulos nos traen, a la hora de progresar economicamente o ascender en la escala social. Si rozas la excelencia en algún ámbito pero tus esfuerzos no se ven recompensados por la comunidad, planteate que quizás el problema no sea la falta de excelencia sino el exceso de principios.

 

Estos son mis principios, si no te gustan, tengo otros“ decía Marx (Grouxo). Esta es la verdadera clave del éxito.

La cosa no acaba aquí. Si nos ceñimos a la definición clásica de inteligencia según la cual esta incluye la capacidad de lógica, comprensión, autoconciencia, aprendizaje, conocimiento emocional, razonamiento, planificación, creatividad, pensamiento crítico o resolución de problemas los „de arriba“ pueden llegar a ser mucho menos inteligentes que los „de abajo“.

Los delirios de grandeza de los megaricos que, entre otras muchas cosas, se han propuesto ganarle la batalla al sol para revertir el calentamiento global (al que tanto partido estan sacando) es un buen ejemplo de falta de cualidades que se asocian con la inteligencia y exceso de otras -bien distintas.

Ùltimamente la vergüenza prometeica de la que hablaba Anders está llegando a su máximo esplendor. Nos avergonzamos de haber nacido y no haber sido creados como las máquinas, frente a las que nos sentimos inferiores.

Queremos ser artificiales.

(Obviamente la mayoría de nosotros no, pero este es el mensaje de la narrativa dominante que se expresa cómo si hablase en nombre de la mayoría, seduciendo sobre todo a los más jóvenes, que no han conocido una vida separada de los dispositivos electrónicos y tienen por ello una mayor querencia a aceptarlas como prolongaciones suyas. Además ellos todavía creen ingenuamente que en el mundo se respetan los principios morales. Aun no han vislumbrado la farsa.)

En el principio fue el género, que poco a poco acabó con la idea de que existen dos sexos biológicos. Ahora ya (casi) todo es sospechoso de ser una mera construcción.

Un ejemplo de esto es el libro „Brust“ (Pecho) publicado recientemente y cuya autora, Anja Zimmermann, afirma que la asociación entre pecho, amamantar y feminidad a lo natural es arbitraria y esta construida socialmente.

 

¿Que ventajas tiene la eliminación de lo natural? Nos preguntaremos.

Muchas.

Algunas muy arcaicas como el orgullo, de la especie más avergonzada de sí misma, de haber ganado la guerra contra la naturaleza, declarada abiertamente por Francis Bacon en el SXVI cuando dijo aquello de que „había que someter a la naturaleza y arrancarle todos sus secretos“. Nos sentimos tan insigniicantes como individuos que nos cubrimos con el orgullo de la especie.

Tambien tiene ventajas económicas para los que se encargan de proporcionarnos las prótesis (desde los smartsphones, hasta la comida artificial, pasando por los labios de goma) que necesitamos para convertirnos en posthumanos.

Para el individuo de a pie, por desgracia y como siempre, no hay grandes ventajas. Solo un motivo más y más profundo por el que avergonzarnos. Y muchas promesas.

No vamos a vencer a la naturaleza (porque somos parte de ella entre otras cosas). Todo sustituto de lo natural es defectuoso y no hace más que generar nuevos problemas y robarnos el precioso tiempo, finito, del que disponemos.

 

No podemos renunciar a todo lo artificial (creado por el hombre), pero si deberíamos ponerle algún límite. De otro modo estaremos admitiendo la derrota, ante las máquinas, pero sobre todo ante aquellos a los que tan inteligentes consideramos.


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