Hay un cuadro de René Magritte que decubrí hace poco y me impactó mucho, se llama "El espíritu de la geometría".
En él se vé a un bebé gigante, con faz sería, sosteniendo con decisión a una madre minúscula y desvalida.
El cuadro provoca sensaciones extrañas, como de incomodidad o incongruencia. Es difícil describir los sentimientos con palabras, pero de alguna forma uno siente que algo va mal, que algo no cuadra, quizás de ahí el título.
En la terapia de familia, y en general en la psicoterapia, el concepto de culpa no suele ser necesario ni ayudar a resolver los entresijos. En el proceso de génesis de los trastornos psíquicos rara vez se encuentra un único responsable. Una excepción pueden ser los casos de maltrato físico o abuso sexual. Pero incluso en estos casos, si el responsable se encuentra en el seno familiar, un genograma (árbol de familia con información adicional) puede ayudar a entender el porqué ciertas personas se comportan de está manera. Muchas veces se encuentran en la biografias comportamientos que se transmiten de generación en generación. Con esto la culpa se repartiría.
Y quién no se ha sorprendido alguna vez al descubrirse repitiendo comportamientos que sufrió de pequeño.
El concepto de parentificación describe lo que Magritte nos muestra tan plásticamente en su cuadro. El intercambio de roles entre padres e hijos. Cuando un niño pasa a ser el padre o madre en funciones de uno de sus padres o a suplir al que está ausente física o psíquicamente.
De este proceso no suele ser consciente ninguno de los implicados. El hijo porque, momentáneamente, ve aumentada su influencia y se encuentra elevado al nivel del adulto. Y el padre por estar socialmente aceptado, en nuestra época y sociedad, tratar a los niños como si fuesen pequeños adultos. Un niño que se comporta como un adulto cosecha de su entorno, por regla general, mas adulación que crítica.
Nos resulta difícil aceptar la parte de niño que tiene el niño.
Seguramente ha sido siempre así y educar consiste en parte en eso, en eliminar comportamientos innatos y adaptarlos a los socialmente aceptados. Antes se intentaba exterminar esta parte "niñil" a base de golpes. Ahora tenemos otros métodos, pero nos sigue costando aceptar que los niños son, por definición, impulsivos, inconstantes, directos, sinceros, sensibles, extremadamente emocionales, curiosos, inquietos e inconstantes, entre otras muchas cosas.
Sea como sea, la elevación del niño al estatus de adulto ocurre en muchos casos de forma automática, sin que ninguno de los afectados se de cuenta.
Recuerdo el caso de un niño cuya madre se había separado de su marido después de varios años de maltrato físico. El niño se había autoproclamado "protector" de su madre y cuando lo conocí, tenía ocho años y estaba exhausto. La tarea que se había autoimpuesto sobrepasaba con creces sus capacidades y le había impedido disfrutar los pocos años de inocencia que nos son dados y que tan necesarios son para el desarrollo de una personalidad sana.
Ya con ocho años este niño presentaba el cuadro de una depresión clínica -antaño se decía que la depresión en niños se presenta frecuentemente en forma de irritabilidad y otros trastornos de conducta, atípicos en la "depresión adulta", hoy muchas veces estos niños reciben el diagnóstico de déficit de atención (con o sin hiperactividad)-.
Además, el rechazo de los padres entre sí, o la descalificación de uno de ellos por parte del otro, nunca deja indiferente al niño. A partir de cierta edad este siente que tiene parte de ambos y el rechazo del padre -en este caso- es el rechazo de su propia persona (al menos de una parte de él). Obviamente esto repercutirá negativamente en su autoestima.
También en el caso de tener un progenitor con depresión grave o psíquicamente enfermo el niño tenderá a buscar las causas de la depresión en sí mismo, y se esforzará en hacer todo lo posible por "curar" a sus padres o no reportarles problemas adicionales.
Huelga decir que todos estos escenarios son probables, no necesarios. Por ejemplo, la presencia de un hermano podrá paliar la influencia de los padres. Incluso puede que haya un hermano que cargue con TODA la responsabilidad, y se convierta en el "enfermo", la "oveja negra", el "portador de síntomas", el "esquizofrénico" o como queramos llamarle.
La visión sistémica nos ayuda a entender que las causas que influyen en el desarrollo de la psique son tantas, que es imposible predecir el resultado final de antemano. Nunca podremos conocer todas las causas pero los padres son figuras tan básicas para el niño que siempre tendrán una gran repercusión en el desarrollo de la personalidad de estos últimos.
Y, las relaciones que mantengan entre ellos (los padres), su estado de salud y su propia personalidad tendrá tanta, si no más, repercusión que los métodos educativos que utilicen.
La madre de René Magritte debió de sufrir de depresión.
Cuando Magritte tenía 14 anos se suicidó tirándose por la noche al río Sambre. Una semana después fue encontrada con el camisón de noche cubriéndole la cabeza.
Magritte afirmaba que este suceso no se encuentra en sus cuadros, pero apenas que uno observe con detenimiento su obra, podrá ver, que esto no es cierto.
En su obra vemos como una imagen -en este caso muchas- puede expresar lo que las palabras son incapaces de pronunciar, los Arteterapeutas lo saben bien.
Gracias, Magritte por tu fascinante y extraordinaria capacidad de sublimar.
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Juan Luis (miércoles, 29 mayo 2013 08:02)
Joder Geo....tus entradas me suelen -más que gustar- satisfacer. Esta en particular es francamente buena. Imagino que si me ha gustado, además de porque está realmente bien redactado -¿has copiado?- será porque algo me toca en lo más profundo. Chapeau!!!