¿Madre sana = hijo resiliente?

Tengo una amiga que es resiliente.

 

El otro día conocí a su madre. Tenía mucha curiosidad, pues mi amiga ha tenido una vida a la que no le han faltado los altibajos, y sospechaba que conocer a la madre me daría alguna pista para entender el porqué de su auténtico optimismo.

 

 

El concepto de resiliencia viene de la física y significa la tolerancia de un sistema al estrés. La capacidad de volver al estado inicial después de una perturbación.

 

La psicología se apropió de este concepto para intentar explicar por qué algunas personas después de sufrir hechos traumáticos sucumbían y desarrollaban trastornos psíquicos o bien eran incapaces de volver a llevar una vida normal, mientras que otras se sobreponían. Hoy en día el concepto se ha extendido y se utiliza para referirse a una serie de cualidades que nos facilitarán el paso por la vida.

 

Cualidades que se asocian con la resiliencia son:

  • optimismo
  • aceptación
  • orientación a soluciones
  • abandono del papel de víctima
  • asunción de responsabilidades
  • capacidad para aprovechar las redes sociales
  • y capacidad e interés por planificar el futuro

En mi opinión reina cierta confusión en la bibliografía y muchas veces se toma como ejemplo de persona resiliente a gente exitosa en algún aspecto, cualidad que en mi opinión no es ni necesaria ni suficiente a la hora de explicar la resiliencia.

 

Volviendo al ejemplo de mi amiga y su madre, al despedirnos, como de pasada, comenzamos a hablar de lo diferentes que son hoy en día las teorías de las matronas a las de las de antaño.

 

Decía esta señora que las matronas les decían que si se quería evitar que los bebes llorasen, no había que cogerlos demasiado en brazos.

Y a mí me funcionó, concluyó la madre.

Hoy en día tenemos una visión de la educación de los niños que dista mucho de la pedagogía negra del siglo pasado y se aleja timidamente de la teoría de los sesentayochistas.

 

Alice Miller definía la pedagogía negra como "aquella educación que tiene como finalidad la aniquilación de la voluntad del niño, con ayuda explícita o encubierta de poder, manipulación y chantaje, para convertirlo en un ser obediente y subordinado".

 

Según la socióloga Katharina Rutschky, que fue la que acuñó el concepto: "sin decirlo explícitamente la pedagogía negra racionaliza el sadismo y niega el hecho de que los sentimientos de la madre o educador jueguen un papel, o sea, niega la implicación emocional (positiva o negativa del educador)"

 

Como reacción a esta filosofía, los sesentayochistas defendían la necesidad de abolir el autoritarismo y los castigos, negaban la importancia de la familia tradicional y tendían a considerar y tratar a los niños como pequeños adultos, a los que había que dejar tomar sus propias decisiones.

 

Yo diría que estas dos teorías radicales están superadas y nos encontramos, con una confianza casi ciega puesta en la ciencia, en busca de una teoría que haga de nuestros niños seres felices y competentes.

 

Un problema hoy en día puede ser el exceso de información, en algunos casos contradictoria, y la inseguridad que crea esto en una madre inexperta. Otro problema, en las grandes ciudades sobre todo, es el aislamiento de las familias, con lo cual las madres tienen pocas posibilidades de encontrar tiempo para sí mismas y liberarse del estrés.

Y quizás, la clave de la resiliencia de nuestros hijos no nos la puedan dar ni los libros, ni los consejos de las matronas, ni las teorias científicas vigentes.

Quizás la clave esté en la madre y en la sociedad y la ecuación sea tan fácil -o tán difícil- como: 

Madre sana = niño sano.

 

 

En mi opinión una madre empática y que sepa cuidar de sí misma será capaz de proporcionar a su hijo un lazo emocional seguro y podrá permitirse el lujo de dejarlo llorar un poco más y no tenerlo constantemente en brazos.

Por el conmtrario, si la madre, a consecuencia de sus propios problemas, está demasiado ocupada de sí misma como para interesarse por su hijo, puede que no consiga proporcionarle al niño la suficiente seguridad, a pesar de seguir al pie de la letra todos los consejos.

 

Estudios actuales parecen corroborar la teoría que afirma que es la salud física y mental de la madre la variable que mejor predice la salud de un bebe -físicamente sano- y con ello la resiliencia del adulto.

 

 

En la salud y claridad de la madre creo haber encontrado la clave de la resiliencia de mi amiga.

 


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Comentarios: 3
  • #1

    juan luis (lunes, 17 junio 2013 08:50)

    En el caso de la madre de tu amiga, es probable que sea como tú dices.......pero el título de esta entrada la haces entre interrogantes y tú sueles ser bastante rotunda. Lo de las madres sanas y los hijos resilientes me parece que puede ser circunstancial, esporádico, casual...pero bueno, imagino que esos fenómenos estarán suficientemente estudiados y comentarlos del modo que yo lo hago es exhibir un alto grado de osadía.

  • #2

    juan Luis (miércoles, 19 junio 2013 11:48)

    Dejando a un lado cualquier otra consideración, me vienen a la cabeza las palabras de Albert Schweitzer, quien describía que la “filosofía verdadera” (primigenia, diría yo) debe empezar con el hecho inmediato y mas comprensivo del sentido: “soy un ser vivo y deseo vivir, en medio de seres vivos que desean vivir”. A esa conclusión puede llegar cualquier humano con independencia de su trayectoria vital, sea o no resiliente. Pensaba en esto y pensaba también en otras historias, como por ejemplo que existen experiencias que marcan para toda la vida a las personas y que solemos enmarcarlas como “experiencias traumáticas”. Abundando en ello, podríamos decir que las experiencias traumáticas que inciden negativamente en el desarrollo posterior del individuo, podrían denominarse como Experiencias Traumáticas de Signo Negativo ( ¡¡¡ OBVIEDAD!!! ), y por tanto, si existen Experiencias Traumáticas de Signo Negativo, tal vez existan aquellas que lo son, pero de signo Positivo, es decir, aquellas experiencias en formas y sucesos inimaginables (quizás un encuentro sutil, una relación, un impactante contacto esporádico, etc…o una combinación extraña de varias de ellas) que marcaron al individuo de por vida, pero positivamente. Una Experiencia Traumática de Signo Positivo, que combina dos elementos fundamentales, como son la identificación/reconocimiento del sufrimiento propio, y una experiencia traumática (a modo de agente químico) que precipita el proceso de resiliencia.
    Alguien, en algún lugar, toma consciencia de que tiene un dedo fuera del sitio. Apenas recuerda cómo paso, pero un tipo se ofrece a atenderle y con gesto rápido, eficaz, doloroso…..traumático, se lo coloca en su posición correcta.

  • #3

    georgia (miércoles, 19 junio 2013 15:25)

    Por lo que dices de la filosofia verdadera. La primera pregunta por excelencia: soy un ser vivo, y deseo vivir?..., puede que nos la planteemos directamente o sea verbalmente llegado un momento, pero es una pregunta que nace de la duda. Hay gente -como mi amiga- que no duda, con lo cual nunca tiene la necesidad de plantearse esta pregunta. Con esto quiero decir, que el hecho de plantearse seriamente esta pregunta implica, que existía la duda, o en el peor de los casos, la negación, de antemano.
    Lo de experiencias traumáticas positivas me parece una ocurrencia genial. Y no lo he leido nunca en ningún sitio como tu lo planteas. Se habla siempre de factores protectores, pero experiencias traumáticas positivas..mh! me encanta. Y creo que es cierto: existen!