Humano, demasiado humano

Confabular no es lo mismo que mentir. ¿O sí?

 

Para visualizar la diferencia podríamos ver estos comportamientos como dos extremos de un continuo que, tomando a alguien que miente, midiese su intencionalidad.

 

Así, en el extremo en el que la intención de engañar falta por completo encontraríamos las confabulaciones espontáneas, donde la persona parece ir improvisando historietas absurdas e increíbles.

 

Este trastorno aparece generalmente asociado a un daño o degeneración cerebral, en este caso el sistéma límbico anterior, en concreto a una lesión en la corteza orbitofrontal medial. Confabulaciones espontáneas aparecen, por ejemplo, en las demencias frontales o en el síndrome de Korsakoff.

 

La función de la confabulación espontánea y la provocada -que suele coexistir con una amnesia- no es engañar sino dotar de sentido a una situación que no se entiende, preservar la identidad personal en la interacción con los otros y organizar y legitimar las propias acciones. Además la persona afectada de esta curiosa dolencia carece -o tiene muy disminuida- esa propiedad que los neurocientíficos han llamado "Teoría de la mente".

 

La teoría de la mente no es otra cosa que la empatía; la capacidad de ponerse en el lugar del otro, de entender su punto de vista.

*Recuerdo a una mujer afectada por el síndrome de Korsakoff que, ante la pregunta de si me reconocía, me había visto el día anterior, me respondió, con fingido entusiasmo, que ¡cómo se podría haber olvidado de su antigua compañera de clase en la DDR!. Evidentemente esto no era posible, pues, aun dejando a un lado el hecho de yo era la psicóloga del hospital donde ella estaba ingresada, la mujer casi triplicaba mi edad. La señora intentaba por todos los medios mantener la compostura.

 

 

En el otro extremo del continuo estaría la mentira intencionada y consciente - la del impostor - y entre medio encontraríamos muchas formas de mentira o engaño.

 

La pseudología fantástica (mentir patologicamente) es una característica típica de muchos trastornos psiquiátricos, por ejemplo el llamado síndrome de Münchhausen. En este caso el afectado finge estar enfermo llegando al extremo de inyectarse sustancias tóxicas para provocarse ataques epilépticos u otras atrocidades similares. Los afectados se dedican a ir de médico en médico, supuestamente en busca de un diagnóstico acertado y cuentan con un historial clínico tan extenso como, a menudo, incongruente.

Una forma especialmente perversa de este trastorno es el llamado Síndrome de Münchhausen por poder (MSBP), en el cual es al hijo al que se presenta como enfermo. Las madres inventan síntomas -se suelen documentar, de forma que describen síntomas que recuerden a alguna enfermedad real- o o incluso los  provocan. Algunos de estos niños acaban muriendo en manos de sus preocupadas madres. Y los que no son personas psíquicamente destrozadas.

Otros formas de impostura menos dañinas pero a veces igual o más espectaculares son las del impostor-farsante o el impostor-suplantador (Castilla del Pino).

El primero no abandona su personalidad pero se atribuye cualidades -o defectos- que no tiene. Seguramente encontremos en esta categoría a muchos políticos, que se pavonean de virtudes que no tienen. Pero tambien existe lo opuesto: gente que hace gala de defectos que no tiene.

 

Hay un trastorno que se conoce con el acrónimo de BIID (Body Identity Integrity Disorder), los afectados fingen ser cojos, mancos o tetraplégicos y llegan a amputarse miembros del cuerpo para sentirse más íntegros.

 

Y por otra parte están los impostores-suplantadores que sí renuncian a su personalidad y haciéndose pasar por quienes no son. En Alemania fue famoso el caso de Gerd Postel, que se hizo pasar por psiquiatra y llegó a ocupar durante un tiempo puestos importantes y a codearse con gente muy cualificada.

 

A esta gente les protege la seguridad con la que desempeñan su rol; su desfachatez. Y es que hagan la prueba: inventen algo, afirmenlo con rotundidad, adornenlo con estudios inexistentes y apenas nadie se atreverá a ponerles en duda.

Dejando aparte estos casos, en apariencia, extremos y volviendo a la mentira, también la gente convencional vivimos muchas veces en una mentira. Pueden ser pequeñas, necesarias e inocuas mentirijillas sobre nosotros mismos, que necesitamos para subir nuestra autoestima o, como los confabuladores, para darles un sentido aceptable a nuestras acciones o disculpar nuestros fracasos.

Estas mentiras incluso nos protegen de caer en estados depresivos que podrían aparecer si nos diesemos cuenta de nuestra falta de destreza, brillantez o insignificancia social.

*Existe de hecho una teoría sobre la depresión que afirma que los depresivos han perdido esta capacidad tan humana de autoengañarse y se derrumban al darse de bruces con una realidad sin maquillaje.

Y tambien los delirios son autoengaños; la negación -pasajera o no- de la realidad ante la muerte de un ser querido o la afirmación de que esa voz que nos habla no es la nuestra sino de otros seres extraños que nos controlan (muy recomendable el libro de Castilla del Pino, "El Delirio, un error necesario").

 

En defitiva, la mentira es una realidad social con doble filo y volviendo a citar a Castilla del Pino, demos gracias a la naturaleza, que ha hecho posible que nuestros pensamientos no sean nunca visibles para el otro.

Imaginénse!

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Comentarios: 4
  • #1

    Juan Luis (lunes, 12 agosto 2013 08:27)

    Sinopsis:En un mundo donde no existe la mentira, ni siquiera como concepto, donde todos dicen siempre la verdad sin pensar en las consecuencias, Mark Bellison (Ricky Gervais), un perdedor nato, desarrolla inesperadamente la capacidad de mentir y pronto se da cuenta de que la falta de sinceridad tiene grandes ventajas. En ese tipo de sociedad, Mark no tiene problemas para prosperar y hacer fortuna inventándose historias que todo el mundo cree a pies juntillas.

  • #2

    juan luis (lunes, 12 agosto 2013 08:28)

    Eso no es mío. Es la sinopsis de una peli que empecé a ver y me parecía bien traído.
    Un saludo.

  • #3

    juan luis (martes, 13 agosto 2013 13:25)

    ......y es que mentir es un recurso de primera necesidad para seguir socialmente vivos, algo así como el pan como alimento para el organismo. No se pueden concebir las relaciones humanas sin este polimórfico elemento......otra cosa es ponerse ciego a pan.

  • #4

    Ramon (jueves, 22 agosto 2013 18:36)

    ¿De que hemos de dar gracias a la naturaleza, 1º De la opacidad de nuestros pensamientos para los otros; 2º De la ignorancia que encierran nuestros pensamientos; 3º De ambas cosas?
    Una de mis frases favoritas es aquella que dice: ¡Es difícil convencer a la luz de que es el origen de la sombra!
    Para mi, la mentira, la ignorancia, la comunicación y sus consecuencias para la vida están estrechamente interrelacionadas.
    Recordemos los cuatro aspectos que se pueden representar en la "Ventana de JHOARI". Imaginemos un diagrama cartesiano en el que vamos a representar en el eje horizontal estos dos valores referidos respectivamente sobre el conocimiento que yo tengo sobre mi mismo (1º Lo que yo conozco de mi; 2º Lo que yo ignoro de mi).
    En el eje vertical también representaremos dos valores. 1º Lo que los demás saben de mi; 2º Lo que los demás ignoran de mi. Si trazamos otras dos líneas en función de los cuatro valores mencionados, obtenemos una ventana con los siguientes cuatro cuadrantes: 1º Lo que yo conozco de mi y los demás conocen de mi (área en la que coinciden lo privado y lo público); 2º Lo que yo desconozco de mi, pero que los demás si que conocen (Reconozcamos que estos aspectos no está tan alejados como se suele pensar. Nuestra espalda, invisible para nosotros, no lo es para los otros. Si queremos hacer un juego al respecto, digámosle a un niño que ponga una mano en una parte de su cuerpo a la que no pueda llegar la otra. La solución está tan cerca como el codo de la misma mano); El cuadrante 3º Representará lo que los demás desconocen de mi pero que yo sí que conozco (aquí sitúa Georgia "lo que pensamos y no manifestamos") Por último está el 4º cuadrante que representará lo que los demás desconocen de mi y lo que yo tampoco conozco. Esta área la considero de sumo interés, ya que si imaginamos que la reducimos a la mínima expresión -inexistente-, la esperanza, el azar, el juego de la vida ¿en qué queda?.
    ¿Qué sentido tendría seguir escribiendo, si vosotros y yo sabemos lo que voy a decir? Si esto da para discutir dejémoslo aquí por no alargarlo, aunque disfrutaría seguir comentando con vosotros sobre la relación de las mentiras con las dimensiones de la personalidad mencionada, según JOHARI y las consecuencias para la vida diaria (mono-tonales), la situaciones de depresión (bajo-tonales), las eufóricas (alto tonales), y por qué no, las A-TONALES (lo opuesto a la vida).
    También me gustaría compartir algo sobre las variedades de efectos que producen en uno mismo y en los demás las consecuencias de las mentiras, acudiendo a la teoría de juegos que incluye "el dilema del prisionero" (cooperar o traicionar), teniendo en cuenta las aportaciones de investigadores como Axelrod y lo que dice Dawkins en su libro "El gen egoísta". Gracias a las personas que han participado conmigo en las empresas en las que hemos jugado a lo de la ventana de JOHARI y a los juegos de Axelrod durante los cursos de formación para la vida y el trabajo. Hasta otra ocasión.