Erase una vez...l´amour

¿Alguna vez le han dejado?

 

Si es así sabrá que, una vez aceptada la irreversibilidad de la situación y superadas las emociones intensas de rabia, desesperación o tristeza, a uno le invade una especie de "aburrimiento", una desmotivación absoluta desde la cual se pregunta de dónde va a sacar las fuerzas para enfrentarse a la rutina diaria.

De pronto, banalidades como prepararse el café, ir a trabajar o planear las próximas vacaciones se nos presentan como tareas titánicas, imposibles de afrontar.

 

Lo único que realmente apetece es esconderse debajo de una manta y, a ser posible, desaparecer del mapa.

 

Nuestro "elan vital" se ha marchado con nuesto ex y nos ha dejado sin autoestima, sin ganas de nada y con el miedo adolescente a que ya nunca más podamos disfrutar de la vida.

 

Hay un experimento, citado hasta la saciedad entre psicologos, que llevó a cabo un psicólogo llamado Harlow en los años 70.

 

A Harlow, entre otras cosas, le interesaba averigüar si la conducta maternal era innata o aprendida.

 

Los sujetos experimentales eran macacos y Harlow los asignó a tres condiciones:

  • Aislados por completo
  • Aislados con sus madres
  • Con madres y compañeros de juego

 

Me imagino que su sentido común ya le estará diciendo que los más sanos y con menos "miedos" fueros los de la tercera condición. Igual también ha llegado a pensar sin ayuda que los que peor parados salieron fueron los de la primera; los criados en el aislamiento absoluto.  De hecho estos pobres monos nunca fueron capaces de mostrar, llegado el momento, nada parecido a una conducta maternal.

 

Eran monos psíquicamente destrozados.

Una de las fotos de este experimento se hizo famosa y fue utilizada con posterioridad por grupos defensores de los derechos de los animales. Por la pena infinita que provoca.

En ella se ve a un monito, con una cara de tristeza difícil de soportar, aferrado a una especie de espantapájaros de trapo.

 

Era uno de estos monitos a los que dejaron crece completamente aislado y sin madre.

 

El mono tenia dos madres adoptivas: una que le daba de comer, pero no ofrecia un contacto acogedor pues estaba hecha de alambres, y otra que no le daba nada pues era simplemente un trapo de tacto agradable.

Pues por ahí llegó la sorpresa. El monillo, que tonto no era, acudía a la madre de alambre para comer pero nada más terminar corría a abrazarse al trapito, que vendría a ser para él el sustituto barato de lo que hubiese tenido que ser la piel, la felpa de su madre.

No sólo la madre es importante, no sólo comer es importante; necesitamos contacto físico.

 

Es una necesidad vital, innata pero que se adquiere -si hay suerte, cosa que los monos de Harlow no tuvieron- si uno no lo recibe durante los primeros años de vida, más tarde no sabrá disfrutarlo, le provocará recelo. Le asustará. Le despertará  sentimientos ambivalentes. Quizás incluso le dolerá, pues le recordará que cuanto más falta le hizo no lo tuvo. El contacto.

Yo en mi trabajo trato con niños que cargan con el diagnóstico de moda "Deficit de atención".

De pronto, lo que antes era un trastorno emocional, pasa a ser un problema neurológico. El foco ya no esta en los sentimientos que el niño pueda tener, en algún problema en la familia o en el colegio sino en el cerebro. En la atención. Y además, según los manuales diagnósticos, los problemas de autoestima son secundarios al déficit de atención pues, si el niño estuviese atento, aprendería y si aprendiese pues tendría autoestima.

 

Pastilla y problema resuelto (pues estas pastillas, a diferencia de otras, como los antidepresivos, cuyo efecto no va mucho más allá del placebo, tienen un efecto bastante potente).

 

Los derivados de la anfetamina son un motivador muy fuerte, una droga al fin y al cabo, y se sospecha que en un futuro estos niños, acostumbrados al subidón, puedan perder el interés por motivadores menos potentes, como son los que nos suele ofrecer la vida.

 

Eso lo saben los estudiantes que toman Ritalin para afrontar mejor sus examenes. O para soportar mejor la presión externa. ¿De dónde van a sacar la motivación para comenzar a estudiar antes si, tomandose un pastilla, pueden engullir la materia la noche de antes y vomitarla al día siguiente?

 

¿De dónde? y ¿para qué?

 

Uno se pregunta de que han servido los experimentos de Harlow, de qué sirve el sentido común y hacia dónde se mueve nuestra sociedad.

¿Recuerda la primera vez que le dejaron? Igual estaba en la adolescencia y pensó que la vida no iba a valer la pena. Igual con ayuda de sus padres, sus amigos y sus obligaciones siguió, a pesar de todo, y al cabo de un tiempo se sorprendió disfrutando de un día de sol, de un café o incluso enamorandose de otra persona!

 

Pero no se relaje, el tiempo apremia.


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Comentarios: 1
  • #1

    Juan Luis (lunes, 09 diciembre 2013 11:05)

    Es harto probable (si nó deseable) que de lo que uno se sorprenda sea de..... enamorarse un día del Sol -o de un cafe- y acabe disfrutando de otra persona.....
    Siempre guardo una pedantería en la recámara, por si las moscas.