Melancolia III. El laberinto y el minotauro.

En el laberinto no nos perdemos

En el laberinto nos encontramos

En el laberinto no nos encontramos con el Minotauro

En el laberinto nos encontramos con nosotros mismos

Hermann Kern

 

Dice Marek Bienczyk;"El laberinto es la geometría de un camino largo que gira en torno a un centro mortífero:el lugar donde acecha  -para castigar la osadía de mirar- el asesino Minotauro, que mata y engulle el cuerpo: un lugar donde el descubrimiento de una cara invisible, oculta, supone la amenaza de la aniquilación."

 

Según Bienczyk el centro es el único lugar seguro, todo lo demás no son "más que posibilidades que se anulan entre si". Si uno no se dirige a ese centro, los orígenes, lo autentico y cierto, el sentido, entonces dará igual el camino que tome, pues en el laberinto solo hay un camino.

 

Hay un tipo de melancolia, que los arabes llaman Kutabuk, un animal que salta por encima del agua sin aparente dirección; los individuos aquejados de este tipo de melancolia tambien vagan de un lugar a otro sin encontrar nunca el anhelado sosiego.

 

Al no dirigirse al centro, dará igual lo que hagan.

El minotauro es la "Madre" en el sentido absoluto del término; la madre como la primera representación del mundo, el sentido último de la existencia, sin el cual, la vida se convierte en un vagar sin rumbo o una simple existencia más o menos soportable.

 

El laberinto nos ofrece un sinfin de posibilidades de errar, perdernos, extraviarnos, paralizarnos.... Enfrentarse al nucleo requiere una enorme dosis de valor (dependiendo de lo que a cada uno nos aguarda allí).

 

Y es que todos llevamos dentro el anhelo de la "madre" que nos atrae irresistiblemente hacia el centro por ser promesa de amor sin condiciones, lugar donde podremos cesar en la búsqueda, donde reside el sentido...pero tambien intuimos al minotauro, capaz de aniquilarnos solo con la mirada.

 

La verdad asusta, pues es implacable.

 

El miedo a ser aniquilado por una realidad que preferimos no encontrar supera en ocasiones al anhelo por la buena madre. Y el laberinto es, en este sentido, misericorde, nos ofrece un sinfin de posibilidades, aunque, como Beenczyk apunta, posibilidades que no lo son tal, si de lo que se trata es de convertiornos en individuos.

 

 

En la genial película "Enemy" de Denis Villeneuve, uno ve lo que -supuestamente- puede pasar si nos acercamos demasiado al centro.

Peter Wawerzinek describe en su novela "Rabenliebe" su  búsqueda de la "Madre" a la que anhelo toda la vida -aunque en algún lugar siempre supo que este anhelo, como todos, no es el de una realidad perdida, sino el de una que nunca se tuvo. Ni se podrá tener.

 

Pues si se huniese tenido no existiría el anhelo.

 

 

Wawerzinek, cual Teseo, se arma de valor y vence todos los obstáculos que le separan del centro neurálgico, entre ellos su adicción al alcohol (el sustituto), y se encuentra con ella.

 

En la descripción despiadada que hace de la Madre uno puede sentir la decepción. Pero lo peor no ocurre, Wawerzinek no muere aniquilado, con tristeza se da la vuelta para nunca volver y regresa a su vida.

En palabras de Benedetti:


"hace mucho muchisimo
que yo no me enfrentaba
como anoche al espejo
y fue implacable como vos
mas no fue tierno

ahora estoy solo
francamente
solo

siempre cuesta un poquito
empezar a sentirse desgraciado

antes de regresar
a mis lobregos cuarteles de invierno

con los ojos bien secos
por si acaso

miro como te vas adentrando en la niebla
y empiezo a recordarte"

 

El camino de vuelta es el interesante. Cuando uno ha aprendido que, aunque la realidad es invencible, el miedo no lo es.

 

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Comentarios: 1
  • #1

    juan luis (sábado, 23 agosto 2014 14:05)

    ¿promesa de amor sin condiciones? si eso es lo que el individuo busca, aconsejo la solucion de un perro. Garantizado Amor Incondicional 100%