No es raro hoy en día escuchar a la gente explicar sus dolencias y tormentos en términos médicos, incluso neurológicos.
Achacan, por ejemplo, sus cambios de humor a un desarreglo hormonal o su tristeza a una falta de serotonina. De esta forma parecen dar a sus dolencias el estatus de real y objetivo, comunicable, asépticamente curable.
Hemos interiorizado el mantra de la Medicina que, con ayuda de la tecnología, pretende encontrar un correlato físico para todos nuestros síntomas o sentimientos, tambien para los mentales.
Alega que de esta forma podremos prescindir de la subjetividad que implica el juicio humano.
Pero al atribuirle a ese correlato fisico, que obviamente debe existir, el estatus de Causa última estamos despojando a nuestros síntomas de significado, ignorando activamente la posible existencia de causas externas...a veces lejanas.
Pessoa, el gran introspector, decía que "todo lo que había de duro y disperso en él nacia de la ausencia de calor de una madre a la que no conoció, que la saudade de no ser hijo era en gran parte responsable de su indiferencia sentimental".
La ciencia actual pretende negar la verdad de estas reflexiones.
Recurriremos a la serotonina para curarnos de nuestra falta de madre. Nos negaremos a aceptar que no todo es curable; que no es curable la muerte, ni el sufrimiento y que lo único que podemos hacer es idear formas de convivir con ellos. El arte es una de estas formas.
La historia de la psiquiatria es la (tiránica) historia de una única manera de convivir con el dolor; la sedación.
Doping vrs. pedagogía, antidepresivos vrs. reflexión.
Anestesia para el alma como única solución a nuestras melancolias.
Evitar el grito a toda costa.
Pues subjetivo y desnudo, el grito representa una amenaza para la colectividad.
He oido ese grito pocas veces en mi vida cotidiana. Más veces lo he leido o lo he visto, ya muerto, colgado en la pared de un museo.
Hemos aprendido a gritar hacia dentro. Ahogamos el grito con pastillas -o con argumentos- aplastamos nuestra verdad y aceptamos agradecidos el huequecito que la sociedad ha creado expresamente para nosotros.
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Anónimo (jueves, 12 enero 2017 01:46)
¿Y se permite chillar acaso? ¿Se respeta desde psiquiatria en vez de echar pecho adelante cuando uno se huele lo que le van a meter, o tras 10 años de antisicoticos como en mi caso y dejarlos por mi cuenta viendo que los psiquiatras sacaban pecho y jugaban con el tono imponiendo el tapón siquiera?
geo (jueves, 12 enero 2017 13:46)
no, claro que no se permite, ese es el problema