Desde niño lo obligaban a practicar diariamente. Pronto todo giraba en torno al piano. Los ensayos ocupaban todo su tiempo. Su padre sacrificó su trabajo para poder acompañarlo a las mejores escuelas del extranjero, más tarde a los conciertos.
Un mal día no pudo cumplir con sus horas de ensayo. Su padre se enfadó tanto que le incitó a tirarse por la ventana. Como el se negó, le ofreció una alternativa: tomarse pastillas.
Finalmente llegó el éxito y hoy Lang Lang es un pianista famoso.
Su padre no es el peor de lo padres, dice, sin él no estaría donde está.
El padre nunca cedió y consiguió su objetivo.
La mayoria de chinos no lo consiguen ni lo conseguirán nunca, pero Lang, Lang es un ejemplo a seguir y además da muy buenos consejos sobre pedagogía musical -una pedagogía diametralmente opuesta a la que practicaron con él.
Pero Lang Lang triunfó gracias a la pedagogía negra.
Y sus consejos, aunque motivadores, parecen más bien consejos para disfrutar de la música.
Y estos consejos de Lang Lang se toman en serio solo porque triunfó y triunfó gracias a la pedagogía negra y a muchos de los que leerán su libro les interesa más el secreto del éxito que el del disfrute.
Pues el éxito y no el disfrute ha sido siempre lo que ha buscado la pedagogía, negra o blanca. El disfrute, cuando lo ha habido, ha sido más bien accidental, un efecto secundario, un daño colateral.
Además Lang Lang triunfó a costa de sacrificar su vida.
Pero la vida, los sentimientos, el tiempo... carecen de valor cuando lo que está en juego es la supervivencia y sobrevivir, para el ser humano, no significa solamente permanecer con vida.
El orgullo, la comparación, la competitividad, el ansia de éxito, el afan perfección o el miedo al fracaso son formas humanas de supervivencia -psicológica.
Y cuando se sacrifica la vida por las ideas, ideales o metas de los padres se tiende a olvidar lo sacrificado y agradecer los éxitos (si los hay).
Puede que un día el sacrificado tenga un hijo.
Y en su espontaneidad, en sus llantos, en su rebeldia volverá a sentir lo que daba por muerto. Y será tan doloroso -y tan tarde- que será difícil no sucumbir a la tentación de negarlo, de apagarlo.
Y así una generación trás otra....
No se pierdan la última pelicula de Lanthimos.
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Ramón (domingo, 07 enero 2018 20:29)
Gracias por la reflexión argumentada. Me resulta interesante conjuntarlo con un artículo en la revista IC sobre el mito del autoestima. Las disfunciones, algunas veces las ocasionan las limitaciones competenciales y más, como apuntas, las carencias de disfrute en lo que se hace. En algunas cosas difícilmente se puede ser competente sin ir acompañado por la faceta hedónica. Por ejemplo, para muchas personas, las matemáticas no ofrecen satisfacción. THE KILLING OF A SACRED DEER ¿Es la peli de Lanthimos con Nikole Kidman? Gracias por la recomendación.