Diario de una pandemia: La insoportable libertad del ser


“La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres.”
      Don Quijote de la Mancha


Las ansias de libertad de Don Quijote fueron curadas de forma drástica por los representantes de la cordura (el cura, el maestro y el médico).

 

Aparentemente satisfechos con sus vidas tranquilas y planas, los cuerdos no entendieron nunca - pero les molestaba- las ansias de aventura y la necesidad de cambiar el mundo, ese mundo tan dolorosamente cuerdo en el que (mal)vivía Don Alonso Quijano, de Don Quijote.

 

Por su parte Don Quijote no sabía (lo tuvo que aprender a base de palos) que al 99% de la gente la libertad no le importa nada. Que estaban dispuestos a sacrificarla a la primera de cambio. Ante cualquier pretexto. Voluntariamente. Que lo que la gente realmente ansia es el cautiverio.

 

Hoy volvemos a ver en acción a los representantes de la cordura. Pretenden eliminar cualquier gen quijotesco que pueda quedar en nuestro ADN.

 

Apelan a nuestra sensatez y nos piden que aceptemos el cautiverio -en aras del bien común- intentando convencernos repitiendo una y otra vez los mismos argumentos, como si fuesemos niños.

 

Que no se esfuercen que no es tan complicado.

 

En esencia seguimos siendo los mismos que en tiempos de Don Quijote. Y si bien no sabemos exactamente como terminará este asunto, no es difícil intuirlo ya que, como decía Mark Twain, la historia no se repite pero rima y estas explosiones de miedo y de represión siempre han terminado igual; en desastre total o en restricción de libertades. Restricción que el 99% de la población ni percibirá porque nunca llegaron a sentir algo así como ansias de libertad. El miedo y el "respeto a la autoridad" que conocieron desde la cuna acabaron muy pronto con cualquier atisbo de rebeldía que pudiese haber en ellos y no son capaces de cuestionar nada que venga de arriba.

Y si nunca lo hicieron, porqué iban a hacerlo ahora que el miedo se expande a modo de pandemia.

 

¿Cómo apreciar y defender algo que no se conoce?.

 

Los cuerdos prefirieron siempre denunciar a los desobedientes, a los imprudentes. Y eso tampoco va a cambiar ahora. Primero se mirará mal a los que osen salir a la calle, luego se les denunciará.... y mucho más tarde la gente se pregunta cómo pudieron suceder ciertas cosas.

 

Y mientras tanto la gente seguirá muriendo de muerte natural, de gripe, de infecciones, de accidentes...y también del virus de moda.

 

Lo dicho: la historia no se repite, pero rima.


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