Diario de una pandemia: El miedo se come las almas

Decía John Gray que el conocimiento humano aumenta, pero la irracionalidad se mantiene intacta.

 

El conocimiento aumenta y el lenguaje lo recoge. Tomemos por ejemplo el miedo. Antes teníamos una palabra para designar este sentimiento. Decíamos: "tengo miedo" y todos sabiamos de lo que hablabamos.

Hoy es raro escuchar esta frase en boca de un adulto.

 

El miedo a quedado para los niños, los adultos preferimos la ansiedad. Nos suena mejor.

 

Tampoco en psiquiatria se lleva el miedo. El concepto se ha desmembrado en multiples facetas: fobia simples, (de las cuales se llegan a contar más de 500), ansiedad generalizada, ataque de pánico, trastorno posttraumático etc etc.

 

Puede que en los orígenes los humanos inventasemos el lenguaje para comunicarnos, pero en algún momento debimos saturar esa función y hoy hablar nos sirve sobre todo para enmascarar nuestras intenciones.

 

Pues mentir es otra de las cualidades que nos hace humanos. 

 

La pandemia de miedo que estamos viviendo no es nueva para la humanidad. Lo nuevo es la temática. De golpe todos nos hemos vuelto misofóbicos (miedo a los gérmenes y la suciedad) y enfermos de agirofobia (miedo a la calle). Y como suele ocurrir, acompañan a los miedos sus compulsiones correspondientes; pero lavarse las manos o no salir ya no constituyen un problema sino una prescripción.

 

La sociedad entera esta atravesando un episodio de TOC, del que algunos ya nunca sanarán.

 

El miedo siempre ha encontrado su objeto. Porque el miedo al miedo, el miedo en abstracto es insoportable para los humanos. Hoy tememos a un virus. A uno concreto (el resto nos dan igual, aunque sean peores). También esto es típico del TOC; el absurdo. Y otra característica del TOC es que el objeto es siempre un subterfugio, un sustituto de un miedo real, que es inconfesable pues intuimos que no podemos lidiar con él. Algunos filósofos lleva tiempo advirtiendos: nuestro miedo real es al Otro. A la Alteridad. A lo distinto.

 

Y esto no podemos confesarnoslo, pues somos todos muy buenos ciudadanos.

 

Además el TOC oculta nuestra violencia. Una violencia que hoy domamos lavándonos las manos, pero que se nos va de las manos en el simple acto de ir a comprar.

 

Otra de las cosas que hacen las personas que tiene miedo es quedarse en un lugar seguro, o sea, en casa.

#quedateencasa repiten al unísono.

 

Lo dicen "desde la tranquilidad" y "sin animo de ser catastrofista".

 

¿A quién exactamente pretendemos engañar?.

 

Todos estamos en alerta y de la alerta al pánico no hay mucha distancia.

Los hagstags son solo una forma más de ocultar el miedo. Apelando a la solidaridad.

 

Solidaridad que solo existe en las redes: no hay más que salir a la calle y observar como hacemos la compra. Pero de que existe una relación directa entre la apelación a quedarse en casa y el pánico, nadie quiere darse cuenta.

No solo eso sino que además pretendemos ser heroes: #salvavidas.

Hoy el que no hace nada es un heroe y el que sale a la calle poco menos que un criminal. Y si eres chino aun peor.

 

Sinceramente: tengo miedo, pero no al virus. Entre el contagiado transmitiendo sus síntomas en directo y la gente comprando pollos, sinceramente prefiero lo primero. 

 

El único miedo justificado hoy en día me parece la agateofobia, el miedo a la locura. Una locura colectiva y que late al unísono. Y cada vez má fuerte.

 

Y es que una masa poniendose de acuerdo -aunque la intención sea buena- nunca fue buena señal.

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Comentarios: 1
  • #1

    Ramón Ribes (martes, 17 marzo 2020 00:02)

    Mira que el tema del MIEDO es interesante para ser tratado tanto ontogenética, como filogeneticamente, pero me cuesta aceptar supuestos relacionados, como el que aduces de escritores no investigadores (John Gray) quien supongo que diría algo más que la frase que citas (el conocimiento humano aumenta, pero la irracionalidad se mantiene intacta). Me considero más heraclitiano y terenciano que parmenidiano y monadista, por eso pienso que la irracionalidad y el conocimiento, no van por separado, ni es uno solo el que se mueve (rei = fluye)Pienso, más bien en las interacciones (feedback) entre los factores. Considero que hay una "contradictio in términis", en usar el habla (escrita) para ir en contra de las funciones y/o efectos del hablar. Hoy he leído un artículo sobre los movimientos sincronizados de bandadas de estorninos y de peces que reaccionan frente a depredadores. Se pregunta el articulista sobre cómo se contagia el miedo y si la sincronización motora ha tenido algo que ver en la evolución de la vida. Aporta una filmación realizada por bacterias captadas al microscopio en medio de otras que se mueven de forma estocástica (aleatoria). Tampoco me atrevo a generalizar considerando que TODOS nos hemos vuelto misofóbicos ni agorafóbicos (¿agirofóbicos?) Tampoco acepto el que la sociedad ENTERA, NUNCA saldrá del TOC, o que el miedo haya SIEMPRE encontrado su objeto. Otra cosa es que el miedo haya tenido su objetivo evolutivo, enmascarado por otros comportamientos. Si que acepto que el miedo sin objeto u objetivo, y por contagio sea difícil de analizar y/o tratar. También reconozco utilidades de algunas clases de mentiras (sin generalizar hablando de "mentir"). Recuerdo que me hizo reflexionar Javier Cercas, cuando, en el instituto Cervantes de Berlin, presentó su novela "El impostor". Y, buscando chistes relacionados con lo que colgue en Facebook hace poco, me reí al encontrar una viñeta, en el que aparecía, lleno de cardenales y heridas, un hombre contestando a un amigo que le preguntaba por tal estado. Decía: me mintieron cuando estudié. Me dijeron que las paralelas nunca se encontraban. Yo mantenía relaciones paralelas con varias mujeres y no solo se encontraron, sino que me encontraron.