Diario de una pandemia: Neolengua

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"Hace tanta soledad que las palabras se suicidan". A. Pizarnik

 

 

La neolengua es una lengua artificial que aparece en la novela 1984, de Georges Orwell. 

 

Era una lengua que se creo con una función muy concreta: impedir el pensamiento libre y facilitarle al poder la manipulación de las mentes, evitando a la vez tener que soportar la tensión entre lenguaje y realidad. Anatomicamente, se pretendía desconectar la parte mecánica del habla de las estructuras cerebrales implicadas en la reflexión. Es decir, el objetivo era que la gente hablase sin pensar y dijes lo que el Partido quería que dijese.

Las feministas intentaron algo similar con el objetivo loable de evitar la discriminación del género femenino. Ya casi nos habían acostumbrado a vacilar cada vez que teníamos que escribir una palabra a la que patriarcalmente se le había asignado un género. Los más progres comenzaban a hablar en femenino o con la e. Y sin embargo, la insatisfacción iba en aumento.

Parecia que algo estaba obstaculizando el objetivo feminista de cambiar la realidad cambiando el lenguaje. Puede que la meta de un mundo sin género y sin discriminación fuese poco realista para la naturaleza del homo sapiens. O tal vez se había simplificado demasiado al considerar el patriarcado única fuente y origen del malestar de la mujer.

 

Hoy estamos asistiendo a la aparición de una nueva lengua que sí esta echando raices en la sociedad. Probablemente sea porque esta vez el cambio en la realidad ha precedido al cambio en el lenguaje.

Nuestra realidad llevaba años transformandose, al margen de nuestra conciencia, y solo necesitaba un MacGuffin para dar el salto cuántico y transportarnos a un nuevo estado.

Practicamente de la noche a la mañana la sociedad se ha transformado y de pronto nos parecen normales cosas que hace solo unos meses hubiesemos considerado ciencia ficción de la mala.

 

Ejemplo (cita del Marina Plaza Denia, jueves 30.04.20)

 

Calle Bautista Mateo: se localiza en la vía pública a tres personas charlando y bebiendo cerveza, son sancionadas las tres.

Plaza de Cholet: vehículo con dos ocupantes que no justifican su presencia en la vía pública, excusándose con incoherencias. Se sanciona a ambos.

Calle Mussola: se localiza a una persona bañándose en la playa. Señala que ha ido a tomarse una copa de vino en la orilla y que, finalmente, se ha bañado.

 

Y una sociedad en la que estos son los nuevos crímenes, necesita urgentemente una nueva lengua para no sentir que ha perdido la cabeza.

Por eso nos esmeramos en practicar y hablamos de "nueva normalidad" o de nuestra "libertad de encerrarnos", hacemos hagstags oximorónicos  como #togetheralone, reducimos el significado de palabras como respeto o cívico (o incívico) a un aspecto concreto y consensuado tácitamente,  insistimos en hablar de coherencia ante la locura y decimos que todo irá bien mientras nos asomamos al abismo.

Hablando así al menos podremos mantener las apariencias.

Probablemente las apariencias han sido siempre lo más importante para el ser humano, pero poco a poco, con ayuda de la tecnologia, van siendo no solo lo más importante sino lo único que nos queda.

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