Diario de una pandemia: Autodisciplinados

Theodor Adorno dió palabras al horror que precedió a la toma de conciencia del Holocausto diciendo aquello de que después de Auschwitz no sería posible escribir poemas de amor -al menos no sin mala conciencia.

 

Algo menos conocido, pero más actual, es la reflexión de Bertol Brech, según el cual hablar de un árbol podía ser un sacrilegio, cuando implicaba callar tantas otras cosas.

 

Sin embargo, henos aquí, medio siglo después, haciendo poesia de amor y sobre todo, hablando -sin parar- de árboles (no tenemos memoria).

 

Los representantes de la autoayuda y la psicología positiva siempre fueron especialistas en ello. Y desde que comenzó el encierro nos comentan la importancia que tiene mantenerse activo, seguir con las rutinas, meditar, hacer yoga y ejercicios autoafirmativos.

 

Lo que sea con tal de que el taedium vitae que acecha cada mañana no haga su aparición y, sobre todo, que no pensemos demasiado. Pues es sabido, afirman también, que pensar demasiado es malo.

 

Pero por las noches, cuando la razón está turbada, se cuelan pensamiento no tan positivos provocándonos insomnio.

 

Y como no osamos poner en duda -quién duda de que lo que debería hacer un suicida es pensar en positivo- los consejos positivistas, nos vemos obligados a dudar de nosotros mismos, de nuestra capacidad para autodisciplinarnos y automotivarnos.

 

-Tenemos que mejorar, nos repetimos semana tras semana.

 

Sin embargo, a pesar de que el músculo crece, misteriosamente, también la tristeza, la ansiedad y la falta de energia van en aumento.

 

En „La sociedad del cansancio“ el filósofo Byun Chul Han ya hablaba de ese sujeto moderno que no necesita un jefe tirano porque se explota él mismo y lo hace incluso mejor.

 

Hoy algunos de esos sujetos cansados alzan la voz pidiendo al Estado más mano dura, más multas, más control. De lo que están cansados, aunque no lo saben, es de tanta autodisciplina y quiere sentir claramente que alguién toma el relevo.

 

Aunque sea para someterlos.

 

Después de estos meses, no será posible hablar de libertad.

Al menos no sin mala conciencia.

Escribir comentario

Comentarios: 0