Ser bueno hoy

En estos días el mundo se ha llenado de buenos.

 

Y es que nunca fue tan fácil ser bueno como hoy. Nunca fuimos tan solidarios como cuando la solidaridad se definió oficialmente como obediencia y sumisión a la autoridad.

 

En realidad la "bondad" siempre estuvo relacionada con la pasividad. Fijémonos si no en los santos y los mártires; entes pasivos que aceptaban todo tipo de vejaciones, cuando no se las provocaban ellos mismos. Ellos nunca alcanzaron la santidad por sus buenas acciones sino por su capacidad de sacrificio. Un sacrificio destinado a purgar una culpa en la mayoría de los casos inexistente. Para llegar a ser santo esta pasividad tenia que ser además autodestructiva, épica y con matices sexuales.

 

El mensaje a transmitir: el bueno se sacrifica.

 

Es el mismo mensaje que hoy recibimos pues en su esencia, ya lo decia Lampedusa, las cosas nunca cambian.

 

Los santos se consolaban con la otra vida, una vida en la que regirían leyes muy distintas y en la que ellos recibirían el amor de Dios, "vivo sin vivir en mi, y tan alta vida espero, que muero porque no muero". 

 

Con algo tenían que consolarse pues en vida no llegaban a ser santos sino que eran percibidos como pringados y la gente se burlaba de ellos, como lo hacemos hoy cuando nos cruzamos con alguno y decimos: "de bueno es tonto".

Resumiendo: el bien consiste hoy como ayer en obedecer y el mal en rebelarse. Bueno es aquello que sirve para que la sociedad no cambie demasiado (y siga dando beneficios a los mismos) y malo es todo aquello que la cuestiona. Y el pecado capital por excelecia fue siempre y sigue siendo la soberbia.

 

El bueno se define, no por el bien que hace, sino por lo poco que molesta, su aceptación pasiva de todo, su tendencia a asumir, casi agradecido, que se lo quiten todo "por la causa" (cualquier causa sirve). 

 

Y como ya no hay fe en el otro mundo, nos toca consolararnos con la conciencia de nuestra propia bondad, aunque hoy ya no hablamos de bondad (el lenguaje, como toda tecnología, evoluciona) sino de solidaridad o heroismo (nos han dicho que hay un heroismo implícito en el hecho de hacer sacrificios).

 

Dicho esto habría que matizar; todo esto solo aplica para el vulgo. Los sacerdotes siempre fueron ateos y en las altas esferas el bien y el mal no cuentan.  Allí solo cuenta el rendimiento. 

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