Resiliencia en estos días felices

La resiliencia está de moda. Cuando un concepto se pone de moda no sucede de una manera casual, en la mayoría de los casos suele haber una intención detrás.

No es casual que en un momento en el que las depresiones aumentan exponencialmente, en el que la gente viendose superada por las circunstancias, está literalmente quebrándose, se apele a la resiliencia.

El psiquiatra y psicoanalista Boris Cyrulnik divulgó este concepto que extrajo de los escritos de John Bowlby, uno de los investigadores que remarcó la importancia del vínculo en las relaciones personales. 

Originariamente la palabra resiliencia viene de la física y se refiere a la capacidad de un material de volver a su posición inicial después de un impacto. Un material es resiliente cuando resiste los impactos sin quebrarse.

Aplicado a las personas, se dice que alguien es resiliente cuando es capaz de sobreponerse a contratiempos e incluso salir fortalecido de ellos.

Hasta aquí todo bien. 

 

¿Dónde la intención oculta?

 

Observemos con detenimiento este cuadro.

 

Es una obra del pintor Roberto Calvo inspirado en el libro "Los días felices" de Samuel Beckett.

La protagonista es Winnie, una mujer que podriamos llamar resiliente ya que, a pesar de que vive confinada y semienterrada, reducida a mera espectadora de una vida en la cual los días se suceden sin pena ni gloria, ella no deja de sonreir y hablar de la felicidad.

 

- Eso es lo que me parece tán maravilloso, que no pasa ni un día sin alguna bendición, dice Winnie.

 

Delante de Winnie hay dos objetos; el peine y la pistola.

 

¿Alguien se ha preguntado porque al principio de la pandemia las peluquerías permanecieron abiertas?

Volveremos a esta cuestión, de momento vamos a centrarnos en la resiliencia.

 

¿Porqué es problemático  el concepto?

 

En primer lugar porque pone el foco en el sujeto y no cuestiona la situación (lo cual da a entender que la resiliencia es independiente de la situación). En este sentido induce a la resignación, la aceptación y la adaptación a costa del análisis/confrontación de la situación conflictiva.

 

El cambio se ve reducido a "el modo en que nos adaptamos a algo". 

 

Por otra parte, al insinuar que hay gente resiliente se nos induce a pensar que nosotros no lo somos, o que deberíamos serlo más. Es una presión que pone el foco en la propia personalidad, que me lleva a pensar que algo esta mal conmigo. Genera culpa y sensación de insuficiencia con respecto a un supuesto otro que se enfrenta mejor a las cosas. 

 

Además, decirle a alguien que está en plena depresión que debe aprender a ser resiliente es como decirle que debe ver el lado positivo de las cosas. Esta presión acaba inmovilizando y debilitando la autoestima.

La resiliencia, de la manera que se predicaen la actualidad, normaliza situaciones que no deberiamos aceptar, haciendo que cale el mensaje enganoso de que alguien resiliente se adapta a todo. Al final el concepto acaba sirviendo para que nada cambie en la situación, porque todos estamos ocupados pensando en cambiarnos a nosotros mismos, en "mejorarnos".

 

Y finalmente acabamos haciendo aquello que mejor sabemos hacer; fingir (que somos resilientes mientras vivimos en la impotencia). 

 

Se acuerdan cuando después del confinamiento todo el mundo decía que: "lo había llevado bien" o del hagstag #confinadosperocontentos.

 

Y es que nadie quiere presentarse al mundo como poco resiliente, débil o quejica. Sabemos que las debilidades son rechazadas.

Finalmente a fuerza de fingir y simular nos acabamos convenciendo unos a otros de que una situación insostenible se puede y se debe llevar bien. Que estar deprimidos es una elección. 

 

Al final todos somos Winni. Y nuestros días, los días felices.

 

Volvamos a la pregunta; ¿porqué en la pandemia las peluquerias permanecieron abiertas?

No hay una respuesta racional y convincente a esto.

 

La respuesta la encontramos en esos dos objetos que están delante de Winni; el peine y la pistola. El peine simboliza asumir, fingir, acicalarse, estar presentable para los demás, hacer ver que todavía nos queda dignidad. La pistola viene a ser lo contrario; rebelión. Tanto si la utilizamos para el suicidio como para el ataque. 

Ah! y por cierto, ¿sabeis cual es el consejo de Boris Cyril para aumentar la resiliencia?

 

No te quedes solo. (Ironico, no?)

 

Mi consejo: olvidate de la resiliencia. No aporta nada. Nadie es tan limitado como para no saber que es mejor tomarse las cosas bien pero los sentimientos negativos no habría que enterrarlos ni redefinirlos, pues si aprendemos a escucharlos, nos están diciendo verdades.


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